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El ejercicio, la ansiedad y la depresión

El ejercicio, la ansiedad y la depresión

¡Hola Oxygener@!

Muchas gracias por visitar nuestro sitio web pero sobre todo por haber llegado hasta este artículo. Espero que sea un tema de tu interés y que al final nos compartas tu opinión, ya sea que nos quieras compartir alguna experiencia o complementar la información que estás a punto de leer. Creemos que es un tema que afecta actualmente a muchísimas personas y no dudamos que en nuestra comunidad fitness existan mujeres y hombres con ansiedad o depresión, y que asisten al gimnasio a realizar ejercicio para poder prevenir o combatir este tipo de trastornos.

Para comenzar, debemos tener clara la diferencia entre un padecimiento y otro. La mayor diferencia es que la ansiedad se caracteriza por el miedo y la angustia constante, mientras que la depresión suele ser un trastorno en el que la persona se siente deprimida y no tiene motivación ni interés para realizar tareas que antes eran satisfactorias.



¿Cuál es la causa de estos padecimientos?

Actualmente la mayoría de las personas nos movemos a una velocidad imparable, que nos lleva a tener un ritmo de vida acelerado. Sin darnos cuenta, adoptamos rutinas que nos alejan de nosotros mismos, ignorando nuestras necesidades y actuando sin objetivos propios. Eso, sumado a las circunstancias y responsabilidades que podamos tener en nuestro día a día, en la familia, en el trabajo, en nuestra casa, con la pareja, con los hijos; el haber sufrido eventos traumáticos o estresantes, como el abuso físico o sexual, la muerte de un ser querido, problemas financieros o de salud; pasar por un cambio significante en la vida, aunque haya sido planeado. En fin, las causas pueden ser bastantes.

Esta vez, nos enfocaremos en una causa general que seguramente nos sucede a muchos y que tiene que ver con el ritmo de vida tan acelerado que nos pueden llegar a exigir las circunstancias de nuestra vida diaria. 

Por creencias sobre el uso del tiempo y/o hábitos aprendidos, muchas personas se ven en la necesidad de utilizar cada segundo de la forma más productiva posible, creando rutinas que los obligan a moverse a gran velocidad. La falta de tiempo, prisa, agotamiento emocional y estrés son temas cada vez más comunes; el ritmo de vida está llegando a ser demasiado rápido para el bienestar personal.

Lo más preocupante es que esto no es visto como un problema. Aunque muchos individuos sufren las consecuencias negativas de su ritmo de vida, lo ven como la única forma de vivir, como un mal necesario.

La necesidad de realizar numerosas actividades a lo largo del día genera estrés y por consecuencia ansiedad y depresión en algún momento, pero muchas veces no nos damos cuenta de que estamos padeciéndolo. Algunos signos de alarma pueden ser:

 

  • Dolores de cabeza: Puede ser un síntoma si son recurrentes y nunca antes se habían padecido con tal frecuencia.
  • Trastornos de sueño: Dormir mal sin causa aparente que lo justifique.
  • Cansancio: Puede notarse un cansancio mayor de lo habitual, que no se sabe cuál es la causa que lo genera.
  • Problemas con la comida o la bebida: Cuando la ansiedad es muy fuerte, algunas personas empiezan a beber o comer en exceso, sin razón aparente que lo justifique.


¿Cómo actuar ante un ritmo de vida acelerado?



El cuerpo humano, en los aspectos físicos y psicológicos, está preparado para afrontar presión, pero hay que adecuar el ritmo de vida a sistemas proporcionales, y nunca hacer más de lo que se pueda. Para ello es necesario buscar mecanismos genéricos de compensación:

  • Tener una amplia red social de amigos: Salir, no perder el contacto con los amigos, buscar socializar y hacer actividades con grupos de personas.
  • Practicar ejercicio físico: La práctica de ejercicio físico es fundamental para liberar tensiones y muy beneficiosa para las personas que soportan un exceso de actividad.
  • Comunicación: Hablar con alguien sobre la ansiedad y angustia que supone un ritmo de vida, es muy beneficioso.

A estas recomendaciones podemos añadir la importancia de acudir a profesionales que puedan ayudar a superar la ansiedad y la depresión. Actualmente existen muy buenos programas de tratamiento, breves y eficaces. Aunque el mejor tratamiento siempre es la prevención, en este caso concreto habrá que desacelerar el ritmo de vida que llevemos. Para eso es muy importante:

  • Organizar de forma coherente las prioridades.
  • Ser realistas con las expectativas y ver hasta dónde podemos llegar, para poder disfrutar de otras cosas importantísimas de la vida.
  • Intentar seguir el “ritmo de la vida”, es decir, intentar fijar nuestra atención en el instante presente. Aunque pueda sonar a tópico, es realmente difícil de llevar a la práctica porque se trata de “sincronizarnos con el momento presente”, tal y como va sucediendo (uno- detrás -de -otro), ya no sólo para disfrutarlo, sino para poder hacerle frente a los problemas desde la serenidad y la reflexión.
  • Desacelerar el ritmo: el mejor modo de adaptación a estos tiempos donde todo sucede tan rápido, paradójicamente, es desacelerar nuestro ritmo de vida. No hay que vivir haciendo constantemente planes futuros, ni vivir de recuerdos del pasado, porque se pierde el presente.
  • Disfrutar del momento presente: es muy importante aprender a fijar nuestra atención y nuestros sentidos en el ahora, para llegar a vivir y disfrutar del momento presente.

 



Beneficios de realizar ejercicio físico frecuentemente



Cuando practicamos ejercicio físico ponemos nuestra atención en la tarea y, como consecuencia, en muchas ocasiones nos ayuda a distraernos y dejar de pensar en nuestras preocupaciones. Es más, en bastantes ocasiones el deporte puede contribuir a gestionar mejor las emociones negativas como la ira ya que nos puede ayudar a desahogarnos. Además, cuando hacemos deporte nos sentimos mejor con nosotros mismos, estamos más motivados y con una mayor sensación de auto eficacia.

Como el ejercicio físico nos ayuda a estar en forma, también puede tener un efecto positivo en nuestra autoestima. Si realizamos deporte, al terminar el día estamos más cansados y, como consecuencia, podremos tener una mejor calidad del sueño. No obstante, es importante destacar que no es recomendable practicar ejercicio físico justo antes de irse a dormir, ya que podría tener el efecto contrario y aumentar la activación corporal. Por último, en caso de practicar deporte en grupo, en un gimnasio, o en un entorno social, podemos estar contribuyendo a una mejora de nuestras relaciones sociales, ya que podemos hacer nuevas amistades en el ambiente deportivo.

Y bueno, cuéntanos si te gustaría que tocáramos más a fondo este tema; si tú te has sentido con algún síntoma que determine indicios de ansiedad o depresión; o si ya padeces ansiedad o depresión nos gustaría que nos compartieras cómo ha sido tu experiencia, cómo has sabio contrarrestar, qué haces para sentirte bien, en fin, a alguien le podrá funcionar.

¡NOS VEMOS EN EL SIGUIENTE ARTÍCULO!

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